lunes, 30 de septiembre de 2013

Hipoacusia

¿Qué es la hipoacusia?
La hipoacusia, sordera o deficiencia auditiva, es un trastorno sensorial que consiste en la incapacidad para escuchar sonidos, y que dificulta el desarrollo del habla, el lenguaje y la comunicación. Uno de cada 300 niños nace con una deficiencia auditiva, y uno de cada 1.000 con una sordera profunda bilateral; el 74% de los niños que presentan retraso en el lenguaje padecen hipoacusia, y muchos niños con retraso psicomotor y alteraciones de la conducta tienen una hipoacusia leve que no ha sido diagnosticada.

Tipos de hipoacusia
La gravedad de la hipoacusia depende de tres factores principales: la intensidad de la pérdida auditiva, la localización de la lesión, y el momento de aparición de la misma.

Una hipoacusia puede aparecer tanto en el periodo de vida prenatal como postnatal, y hasta la adolescencia tardía. Según el momento  en el que se produzca la  pérdida de la  audición, la hipoacusia puede ser prelocutiva (antes de aprender a hablar), postlocutiva (después de aprender a hablar) o perilocutiva (cuando se está aprendiendo a hablar).

De acuerdo a la localización de la lesión, las hipoacusias pueden ser de transmisión (o conductivas), o de percepción (o neurosensoriales), siendo estas últimas las más graves. En las hipoacusias de transmisión, se encuentra afectada la parte mecánica del oído (oído externo y medio), debido a patologías localizadas en el oído externo y medio, diferentes formas de otitis medias y sus secuelas, la tímpano esclerosis, la otoesclerosis estapedial, los traumatismos, y las malformaciones congénitas del oído externo y medio. En las hipoacusias de percepción se afecta el oído interno, o el nervio auditivo que transmite el sonido al cerebro; con frecuencia aparecen asociadas a patologías del oído medio, dando lugar a hipoacusias mixtas. Dependiendo de su causa las hipoacusias de percepción pueden instaurarse de forma progresiva o súbita, afectar a uno o a ambos oídos, y aparecer en un periodo de vida pre o postnatal.

De acuerdo a la intensidad de la pérdida auditiva, las hipoacusias pueden clasificarse en:
Ligera: con una pérdida de 20-40 dB; se caracteriza por la dificultad para escuchar conversaciones lejanas o en entornos ruidosos.
Media: con una pérdida de 40-70 dB; se caracteriza por la dificultad para participar en conversaciones.
Severa: una pérdida de 70-90 dB; solo pueden escuchar conversaciones muy altas y a menos de 30 cm.
Profunda: una pérdida superior a 90 dB, solo son capaces de escuchar algunos sonidos ambientales muy intensos.

Causas de hipoacusia
La hipoacusia infantil puede presentarse en el periodo inmediato al nacimiento, originada por agentes prenatales o perinatales, o en el periodo comprendido entre los dos y los cuatro años de edad, debido a varios agentes infecciosos locales que causan otitis media. En los adultos, la hipoacusia se relaciona con el envejecimiento y con las pérdidas auditivas de carácter ocupacional debido a  exposiciones continuadas a ruidos fuertes.
Causas prenatales: Las hipoacusias de carácter prenatal, tanto de transmisión como de percepción, pueden ser de origen genético o adquirido. Aproximadamente un 40% de las hipoacusias prenatales son de origen genético, siendo el momento de aparición clínica de la hipoacusia el periodo comprendido entre el nacimiento y la adolescencia.
Los factores que pueden causar las hipoacusias prenatales de origen adquirido son las sustancias ototóxicas, los agentes infecciosos, las radiaciones y la patología materna gestacional. Este grupo de factores constituye el 50-60% de las hipoacusias prenatales.
Causas perinatales: Existe un cierto número de factores de riesgo que pueden causar deficiencia auditiva, como la historia familiar de hipoacusia congénita o progresiva en la infancia, una infección durante el periodo gestacional, el nacimiento prematuro, las malformaciones craneofaciales, un peso inferior a 1.500g, hiperbilirrubinemia, medicaciones ototóxicas, meningitis bacteriana, ventilación mecánica durante al menos cinco días, hábitos tóxicos maternos, y sufrimiento fetal durante el nacimiento.
Causas postnatales: En este grupo se incluyen las hipoacusias de origen adquirido y de aparición posterior al periodo neonatal (primeros 28 días de vida). Los factores que pueden causar hipoacusia son los traumatismos craneales, tumores, meningitis, encefalitis, infecciones de oído, rubéola y parotiditis, entre otros.

Diagnóstico de la hipoacusia:
El diagnóstico universal neonatal de la sordera es el método de elección que se emplea para evaluar a todos los recién nacidos.
En niños recién nacidos se realizan pruebas de otoemisiones acústicas provocadas y potenciales evocados auditivos. En niños más mayores (a partir de cuatro años) se pueden realizar pruebas complementarias que requieren la colaboración del niño para su realización, como es la audiometría del juego y la timpanometría. Las audiometrías permiten observar los movimientos reflejos ante la presencia o ausencia de sonidos; se emplea el juego creando una respuesta condicionada para que el niño realice una acción o juego que muestra cuándo oye el sonido.
Cuando la hipoacusia comienza a muy temprana edad pueden verse afectados el desarrollo del habla y del lenguaje, el desarrollo social y emocional, el comportamiento, y la atención y el rendimiento académico. Por este motivo, se debe considerar la presencia de hipoacusia en cualquier niño con dificultades de habla y del lenguaje, con un rendimiento escolar por debajo de la media, mal comportamiento y falta de atención en clase.

Tratamiento de la hipoacusia:
Existen diferentes tratamientos destinados a curar o mejorar los efectos de la hipoacusia, y su aplicación depende de la etiología y de las características de la lesión.
Las hipoacusias de transmisión tienen un pronóstico bastante bueno, y los tratamientos aplicados actualmente resultan satisfactorios. Las otitis medias habitualmente se curan sin dejar secuelas significativas en más del 95% de los casos; en el tratamiento se emplean antibióticos y mucolíticos, y se colocan tubos transtimpánicos. Las lesiones tímpano-osiculares, como las perforaciones de la membrana timpánica y las alteraciones en los huesecillos, se tratan con una microcirugía, que tiene éxito en más del 80% de los casos. En los pacientes con malformaciones congénitas se utilizan reconstrucciones quirúrgicas en función de la gravedad de la malformación. Actualmente existen dispositivos implantables electromagnéticos, que actúan como vibradores óseos, con excelentes resultados.

Las hipoacusias de percepción, por el contrario, no cuentan con un tratamiento que cure definitivamente las lesiones, ya que el daño producido a nivel neuronal es irreparable. Por lo tanto, el tratamiento de este tipo de hipoacusias se centra en mejorar la comunicación mediante el empleo de audífonos y de implantes cocleares. Los audífonos son dispositivos electrónicos cuya función es amplificar el sonido que llega al oído. Los implantes cocleares son prótesis auditivas especiales que se colocan realizando una intervención quirúrgica en el oído interno dañado, y sustituyen así su función.


BIBLIOGRAFIA

ü Escrito por: Diana Forero Morantes