Autismo
El autismo es un
espectro de trastornos caracterizados por graves déficit del desarrollo,
permanente y profundo. Afecta la socialización, la comunicación, la imaginación, la planificación y la reciprocidad
emocional, y evidencia conductas repetitivas o inusuales. Los síntomas, en
general, son la incapacidad de interacción social, el aislamiento y las
estereotipias (movimientos incontrolados de alguna extremidad, generalmente las
manos).
Aunque son
un conjunto de síntomas o características complejas es fundamental que los
docentes y las familias planteen una serie de objetivos o metas a alcanzar,
dichas metas siempre deben estar en función del mejoramiento de la calidad de
vida de dichas personas.
Para
comenzar es importante que se mantenga
una atención individualizada de las tareas que los niños realizan, que se den
pautas concretas y claras y que se establezca una rutina bien definida.
Asimismo es importante brindarles medios para que logren comunicarse,
plantearles diferentes tareas de forma constante y lograr acercarlos a la
comunicación e intercambios lo máximo que se pueda, atrayéndolo a la
interacción.
Dentro de las múltiples estrategias de intervención que se plantean
frente al autismo se destacan las pedagógicas o intervenciones conductuales
educativas: allí los terapeutas usan sesiones de
capacitación intensivas y altamente estructuradas orientadas a las habilidades
para ayudar a los niños a desarrollar habilidades sociales y del lenguaje, como
el Análisis Conductual Aplicado.
A continuación presentamos una serie de pautas que pueden ser de mucha
utilidad en el aula de clase:
Pautas y recursos para la
enseñanza
* Brindar un ambiente acogedor.
* Establecer una organización del tiempo y espacio con anticipación.
* Adquirir estímulos que despierten el interés del niño.
* Evitar la sobre estimulación.
* Establecer actividades en donde se destaque el contacto ocular.
* Realizar actividades relacionadas con las expresiones de sentimientos y gestos.
* Realizar correspondencias entre objetos-dibujos-gestos-acciones.
* Interactuar por medio de las caricias, los sonidos, el habla y la mirada.
* Brindar apoyo para que el niño logre la respuesta correcta.
* Indicar órdenes claras, como por ejemplo: ¡mírame! ¡abrázame! ¡acércate! (es importante, en caso de que no responda a las consignas, ayudar al niño para que las realice).
* Preparar actividades con música tranquila, con instrumentos o musicoterapia.
Ofrecer
alternativas representa también un buen modo de estimular un entorno
interactivo de aprendizaje. Presentar sólo una respuesta y preguntarle al niño
si es correcta o incorrecta, no es conveniente. Presente un grupo de respuestas
y pídale al niño que escoja la que considera correcta. Con este mecanismo usted
podrá mantener bajo control los sentimientos del niño y reducirá el riesgo de
manifestaciones explosivas de frustración.
Sin embargo
y como le hemos señalado en anteriores publicaciones de nuestro blog, es
importante conocer el niño, sus intereses, motivaciones y medios con los cuales
nos podemos apoyar, es una tarea difícil pero no imposible.
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